Desde el punto de vista clínico, los pacientes con artrosis de rodilla se quejan de dolor articular que aumenta con el soporte de peso y mejora con el reposo, disminución de la amplitud de movimientos y pérdida de la calidad de vida. A menudo el examen físico revela dolor a la palpación, crepitación, agrandamiento óseo, deformidad articular y alteración en la alineación de la pierna.
La artrosis se puede tratar mediante fisioterapia, tratamiento farmacológico o cirugía en función de la evolución de la enfermedad, sin que ninguna alternativa sea considerada “patrón de referencia” respecto a las demás por la bondad de sus resulta-dos. Inicialmente se debe intentar un tratamiento no quirúrgico, sobre todo en pacientes activos de mediana edad, consistente en modificaciones de la actividad, pérdida de peso, hidroterapia, fisioterapia, calzado especial y ortesis.
El tratamiento quirúrgico, especialmente la prótesis de rodilla, ha dado buenos resultados a corto y medio plazo, sin embargo produce modificaciones permanentes de la anatomía, los pacientes tienen limitaciones en su actividad y no está exenta de im-portantes complicaciones.
La viscosuplementación en forma de inyección de regeneradores del cartílago (acido hialurónico) junto con el desbridamiento por artroscopia de la rodilla, puede ser una solución intermedia para pacientes jóvenes en los que la cirugía protésica estaría inicialmente contraindicada. El ácido hialurónico, componente normal del líquido articular y que se encuentra disminuido en las rodillas artrósicas, realiza las funciones de amortiguación de impactos y lubricación del revestimiento protector de la superficie del cartílago articular. Su inyección repetida en la rodilla tras el desbridamiento por artroscopia de la misma (cirugía televisada mínimamente invasiva) está ofreciendo resultados satisfactorias en artrosis moderadas de rodilla en más del 85% de los pacientes en los que se realiza