
El aumento de la esperanza de vida al que hemos asistido en las últimas décadas ha venido acompañado de un aumento en la prevalencia de la patología degenerativa articular.
La destrucción del cartílago es un proceso a día de hoy irreversible una vez iniciada la cascada de acontecimientos anatomopatológicos que desencadenan la artrosis.
Cuando se consideran fracasados los tratamientos médicos (AINES, regeneradores de cartílago, ácido hialurónico intraarticular) y fisioterápicos orientados a ralentizar el envejecimiento condral, la única alternativa efectiva es la cirugía de sustitución articular.
La prótesis de rodilla al igual que la de cadera, es considerada por los especialistas una de las operaciones mas efectivas de la traumatología moderna. El alivio inmediato del dolor y la recuperación de la función articular en pocas semanas la convierten en una de las cirugías de resultados más espectaculares, especialmente para el paciente.
Evidentemente, una articulación protésica, no es y nunca se podrá comportar como una articulación normal. El paciente deberá conocer este extremo para evitar descontentos y expectativas erróneas.
Las prótesis de rodilla están compuestas por cuatro componentes. Dos metálicos, uno que sustituye la superficie articular del fémur y otro a la de la tibia fabricadas con aleaciones metálicas.

Imagen frontal protesis de rodilla

Imagen lateral protesis de rodilla

Imagen superior protesis de rodilla
Las incisiones utilizadas para la colocación de los implantes van siendo cada vez menores en una búsqueda de una más rápida recuperación y una mejor cosmesis (cirugía minimamente invasiva). Evidentemente la posibilidad de realizar o no una cirugía de estas características va a depender en gran medida de las peculiaridades anatómicas de cada paciente (índice de masa corporal).
El postoperatorio de la prótesis total de rodilla es más complejo y doloroso que la protesis total de cadera.
Los drenajes y la bomba de analgesia se retiran a las 48 horas. Durante ese periodo es bastante frecuente que el paciente precise una transfusión para reponer la pérdida hemática. En ese momento el paciente comienza la deambulación con apoyo parcial ayudado por bastones o andador y la rehabilitacion asistida por el fisioterapeuta. El alta hospitalaria se produce habitualmente a los cuatro o cinco días.
La rehabilitación debe prolongarse durante dos o tres meses siendo el concurso del fisioterapeuta imprescindible para favorecer la recuperacion de la movilidad y de la masa muscular.
1 mes postoperatorio

