
El aumento de la esperanza de vida al que hemos asistido en las últimas décadas ha venido acompañado de un aumento en la prevalencia de la patología degenerativa articular.
La destrucción del cartílago es un proceso a día de hoy irreversible una vez iniciada la cascada de acontecimientos anatomopatológicos que desencadenan la artrosis.
Una vez considerados fracasados los tratamientos médicos (AINES, regeneradores de cartílago, ácido hialurónico intraarticular) y fisioterpcos la única alternativa efectiva es la cirugía de sustitución articular.
La prótesis de cadera, con mas de 50 años de experiencia, es considerada por los especialistas una de las operaciones mas efectivas de la traumatología moderna. El inmediato alivio del dolor y la recuperación de la función articular la convierten en una de las cirugías de resultados más espectaculares, especialmente para el paciente.


Evidentemente, una articulación protésica, no es y nunca se podrá comportar como una articulación normal. El paciente deberá conocer este extremo para evitar descontentos y expectativas erróneas.
En las últimas décadas la cirugía de la prótesis total de cadera ha evolucionado en cuanto a los materiales empelados en la fabricación de los componentes, superficies de fricción y tamaño de las incisiones.
Las prótesis se fabrican con aleaciones de metal (Al, Cr, Co, Ti) con módulos de elasticidad cada vez mas parecidos al hueso humano. Además la mayoría llevan recubrimientos de hidroxiapatita para favorecer la integración en el hueso del paciente.
Las superficies de fricción, antiguamente de metal sobre plástico (polietileno) van siendo sustituidas por otros pares (cerámica-cerámica o metal-metal) con índices de desgaste infinitamente menores.
Las incisiones utilizadas para la colocación de los implantes van siendo cada vez menores en una búsqueda de una más rápida recuperación y una mejor cosmesis (cirugía minimamente invasiva). Evidentemente la posibilidad de realizar o no una cirugía de estas características va a depender en gran medida de las peculiaridades anatómicas de cada paciente (índice de masa corporal).
El postoperatorio de una prótesis total de cadera, si la evolución es favorable y a pesar de la agresividad de la intervención, es bastante benigno.
Los drenajes y la bomba de analgesia se retiran a las 48 horas. Durante ese periodo es frecuente que el paciente precise una transfusión para reponer la pérdida hemática. En ese momento comienza la deambulación con apoyo parcial ayudado por bastones o andador. El alta hospitalaria se produce habitualmente a los cuatro o cinco días.
La rehabilitación suele reducirse a la deambulación a demanda con apoyo progresivo hasta abandonar los bastones, circunstancia que se produce a los dos o tres meses. El concurso del fisioterapeuta puede favorecer la recuperación de la flexibilidad y masa muscular, en pacientes con contracturas persistentes de la musculatura de la cadera.