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Foto 2
Las enfermedades del disco intervertebral son un problema endémico en la sociedad actual. La carga genética, los factores medioambientales y los hábitos de vida influyen de manera decisiva en el proceso de envejecimiento prematuro del disco.
Los niveles vertebrales habitualmente afectados se localizan en los últimos segmentos cervicales y lumbares. Debido al cambio de orientación en el plano lateral de la columna a esos niveles y al paso de una parte de la columna móvil a otra rígida, se produce una importante concentración de cargas en el disco intervertebral que puede desembocar en su degeneración.
En la columna cervical este proceso patológico afecta habitualmente a los niveles entre la sexta y séptima o entre la quinta y sexta vértebras cervicales.
Cuando el dolor es persistente y se consideran fracasados los tratamientos médicos y fisioterápicos la mejor alternativa es la sustitución del disco por una prótesis rígida o móvil en función de la edad del paciente.
La cirugía se realiza a través de un mínimo abordaje en la cara anterior del cuello. Desde aquí y bajo control radiológico intraoperatorio se extirpa el disco y se sustituye por la prótesis específica adecuada a las dimensiones del disco del paciente (Fotos 1 y 2).
El paciente intervenido mediante esta técnica puede recibir el alta a las veinticuatro o cuarenta y ocho horas de la cirugía. Habitualmente no precisa utilizar collarín en el postoperatorio, pudiendo volver a sus actividades cotidianas a las cuatro u ocho semanas de la intervención si la evolución es favorable.